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Un ritual importante en la sociedad Matsés es el uso de un veneno obtenido
de un sapo del árbol (Phyllomedusa bicolor). Tradicionalmente, viejos
hombres raspan el exudado (“sudor”) del sapo sin dañarlo. El veneno del sapo
es inyectado en el cuerpo aplicándolo a las heridas hechas por quemándose la
piel con los palillos. El veneno actúa como emético, limpiando su sistema y
los Matsés creen que uno se hará un trabajo más duro y cazar mejor. El uso
de este veneno del sapo en este modo no es limitado a los Matses y también
es utilizado por las tribus Matis, Canamaris, Kaxinawas, Katukinas,
Yaminawas, Ashaninkas, Marubos, Culinas y de los Ticunas. A pesar de
pretensiones por algunos que el uso medicinal indígena de este veneno de
sapo fue descubierto solamente recientemente, las publicaciones de los
antropólogos en 1955 documentaron el uso de este veneno del sapo por los
Ticunas como idéntico al uso de los Matses como un emético.
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